Skinamarink (2022): Reseña sin spoilers

Reseña sin spoilers de "Skinamarink" (Kyle Edward Ball, 2022). Fue un interesante experimento. Traspasa los límites más aceptados del cine de terror... y del aburrimiento. Me gusta porque hace bien su trabajo de hacerte sufrir, y por eso a la vez no me gusta. 




Skinamarink es un tour de force. Me ha gustado como amante del cine, la experiencia. No me ha gustado en cambio...


No quiero volver a ver esta película. Está muy bien hecha, pero que ya no me la pongan otra vez en la cara, por favor.


La película hace los encuadres que más irritan. Tarda 9 minutos en hacer el primer paneo. Hay como tres o cuatro planos donde se ve algún actor, pero por lo demás es meramente la cámara quieta, puesta en el sitio en el que menos cosas vivas vas a ver. Todo está de modo que apunta hacia donde no sucede nada.

¿Qué era eso, un coche? No lo sé, no lo sé. La cámara no estaba apuntando. ¡A lo mejor era un pájaro que pasó! No lo sé.


Salvo por las locuciones de actores de voz y salvo por un par de piernas que ves por ahí, es como si no hubiera actores en la película. Para mí sería un poco menos desconcertante si por lo menos hubieran puesto... Mira, una mano:

«¡Hola, soy Kevin! ¡Soy un niño de 4 años! Voy a ver la tele. Síganme.»

[Caminando hacia atrás.]

«¡Oh, ya he visto la tele, ahora me voy!»


¿Qué es eso? ¿Es una caca de vaca? ¿Puede ser una caca de vaca? No lo sé, porque es de noche, está todo muy granuloso, a medio enfocar. No lo sé, ¿cómo voy a saber lo que es? Puede ser lo que mi imaginación me dicte.

Sí, es una caca de la vaca.


Pero lo que más me irrita es que esta idea de hacer una película con meros planos en cualquier lugar excepto mirando a un personaje se me ocurrió también a mí hace unos 15 años, y pensé: «No voy a hacer esto porque va la gente a pensar que es cutrísimo y me van a pegar nada más salir a la calle.» ¡Y mira a estos, haciéndolo! Se han atrevido. ¿Cómo se atreven a hacer aquello de lo que yo nunca me atreví?


Precisamente evitando el contacto directo con los personajes puede incidir de una forma insoportablemente directa en sus miedos.

Normalmente, las películas de terror suelen empezar con una secuencia en la que se ve cómo suele ser el mundo sin el terror. Pero en Skinamarink no hay felicidad que valga.


Finalmente, esta película tiene la mala manía de andar cortándose cada vez que vas a escuchar el trozo de diálogo que más te interesa.




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