The Night Clerk (2020) - Reseña Rebañada
La mayor decepción de Michael Cristofer es The Night Clerk (en España Lo que la noche esconde). Empezando por el título, que cualquiera podría confundir por el infame Night Stalker, el guion se lustra los zapatos en todos los clichés del síndrome de Asperger.
Centro comercial. Cortes rápidos. El prota es autista. Y yo también. Si siguen con los cortes rápidos, me voy a marear.
The Night Clerk es un largometraje escrito y dirigido por Michael Cristofer. El ganador de un Pulitzer adaptó al cine Las brujas de Eastwick y La hoguera de las vanidades, dos películas siempre dignas de revisitar. Cristofer sabe mucho de escribir. Ahora, de autismo, no tanto. Se ha leído tres o cuatro cosas de las organizaciones de padres, y gracias.
El protagonista de The Night Clerk es Bart, un joven que trabaja en la recepción de un hotel. Parece probable que su nombre provenga de San Bartolomé, patrón de las pieles, ya que Bart se esfuerza muchísimo en imitar el comportamiento de los demás. Revisa grabaciones del hotel y replica las inflexiones de sus gestos y de sus voces. Literalmente, se cubre con pieles ajenas porque él vive desollado.
Increíble, ¿verdad? ¡Cuánto trasfondo! ¡Y sólo acabamos de empezar!
Pero estas grabaciones no son del recibidor. Son de una habitación donde Bart ha escondido cámaras. Ahora es cuando yo tendría que hablar de que hay un asesinato y sospechan de Bart aunque sea inocente, pero esto de las cámaras ocultas no me gusta.
Bart, ¿qué pasa con el consenso? ¡Si quieres ver gente, vete al centro comercial, como en la intro!
No me gusta que el guion ponga a un personaje autista haciendo cosas que sobrepasan la línea del respeto entre personas; o directamente haciendo cosas ilegales. Pone en peligro a todo mi colectivo. Nos hace ver como elementos peligrosos; como el primer sospechoso en caso de delito. Y si este delincuente de algún modo me representa, a lo mejor no voy a ver la película con buenos ojos.
Bart es un enfermo. Pero no es un enfermo por el autismo, sino porque es un complaciente crónico. Incluso en las escenas donde está a solas, se coloca una máscara de neurotípico; ha perdido su propia voz. La imagen que ofrece al mundo es lo que su madre y su entorno decidieron por él. Su «actuación» es tan frágil que depende de los comportamientos ajenos que estudia en grabaciones ilegales. Bart no debería trabajar en un empleo de cara al público.
La película está plagada de cosas que son verosímiles pero que no es moralmente bueno mostrarlas en cine por la mala imagen que pueda dar del autismo.
Yo me imagino que esta película nació porque Michael Cristofer vio Body Double y se dijo:
«¡No es mala idea esto de fusionar dos películas de Hitchcock! Si Brian de Palma fusionó Vértigo y La ventana indiscreta, yo podría fusionar Psicosis... ¡y La ventana indiscreta!»
El guion resultante era mediocre, y lo dejó en el cajón hasta que probó a subirse al carro de la última moda, como hace siempre J. K. Rowling:
«Eh, eh. Dumbledore... es gay.» [Recibe dinero]
«Eh, eh. La Hermione Granger... era negra.» [Recibe dinero]
«Eh, eh. Newt Scamander... es asperger.» [Recibe dinero]
Cristofer no se documentó lo suficiente sobre el autismo para hacer una producción actual. Describe el síndrome de Asperger desde el paradigma de la patología.
Por cierto, el síndrome de Asperger ya no cuenta como diagnóstico oficial desde hace unos años. Ahora los aspies estamos englobados dentro del espectro del autismo. Las únicas personas que siguen a día de hoy utilizando el término Asperger son las que quieren de algún modo, por una razón o por otra, evitar la palabra autismo. Que Bart no sepa esto, me lo creo, porque él vive en negación, pero creo que un policía debería saberlo. Que luego sales a dar un paseo cuando está oscuro y te paran nada más porque te mueves raro.
El inspector llega a decir:
«Estos chicos del espectro pueden ser muy violentos.»
Me creo que un policía llame chico a un adulto. Puedo comprender que se crea el falso mito de que somos violentos, incluso después de haberse leído una página web... ¡Sobre todo después de haberse leído una página web! Lo que no me parece profesional por parte del director de esta película es que nos haya mostrado al inspector diciendo esas palabras.
Como cineasta, tienes la responsabilidad de decidir qué muestras y qué no muestras. El inspector puede creer todas las mentiras que quiera, pero si lo enseñas diciéndolas, darás pie a que los ignorantes crean de veras que los autistas somos violentos.
Puede que Ana de Armas sea lo único salvable del film. Da vida al personaje más complejo. ¡Aunque tampoco es tan difícil, nadie más tiene personalidad! Podrían hacer un remake con muñequitos y me gustaría más.
[Bart] «Soy asexual.»
[Inspector] «Estos chicos del espectro pueden ser muy violentos.»
[Bart] «¡No me toques la piel!»
[Madre] «¡Oh, estás comiendo en la mesa! ¡Soy una madre feliz!»
...
[Bart] «Tu camiseta es muy fea.»
La trama criminal... Lo que es la trama criminal, está ahí. Como Helen Hunt; está ahí. Para mí que cuando Cristofer presentó el guion, los productores ni lo leyeron. Vieron el currículum y dijeron:
«¡Un Pulitzer! ¿Por qué no diriges también?»
Pero el guion no muestra el menor conocimiento a la hora de elegir ciertas expresiones. Como cuando la chica coincide con el protagonista y le habla de que tenía un hermano con más dificultades para adaptarse:
«No se mantenía en un trabajo. Nada. Tú lo haces bien.»
Decirle a un aspie que vive en un inacabable enmascaramiento de sus expresiones naturales que «lo hace bien» es lo mismo que decirle a las personas autistas que no pueden fingir que lo hacen mal. Que son unos flojos y que si no trabajan en la recepción de un hotel es porque no se aplican.
No sólo eso. Este tipo de actitudes comparativas son un clavo más en el ataúd para la gente que recibe la etiqueta de alta funcionalidad. ¿Para qué van a darles adaptaciones? ¡Si ya «lo hacen bien»!
De haberse estrenado a finales del siglo XX, esta peli podría ser uno de esos clásicos que la gente recuerda con nostalgia, porque en aquel entonces nadie sabía del Asperger. Sin embargo, como se estrenó en 2020, es un «apaño», una chapuza cimentada en la pura otredad donde se esforzaron todos menos el guionista.
El único momento que me gusta de verdad es cuando Bart está separando de las revistas las páginas que le interesan. Eso también lo he hecho yo, puede ser divertido. Pero apostaría a que fue idea del actor, Tye Sheridan. Es bastante talentoso, pero él solo no puede arreglar la película. A veces pienso que la primera razón por la que muchos directores no cuentan con actores dentro del espectro es porque nosotros les andaríamos corrigiendo los guiones constantemente.
The Night Clerk no sabe cómo acabar, así que hace caso de la famosa cita de Raymond Chandler:
«Ante la duda, haz que un hombre entre por una puerta sujetando una pistola.»
[When in doubt have a man come through a door with a gun in his hand. -Raymond Chandler]
Cuando dijo eso, Raymond Chandler estaba bromeando, pero aquí está la pistola.
¡Hola, pistola! ¡Encantado de conocerte! ¡No sabía que estabas ahí! ¡A ver si va a ser verdad que estos chicos del espectro pueden ser muy violentos!
Y juegan al despiste con un ruido de disparo misterioso y con una edición caótica de planos de otras secuencias.
De nuevo, tratando de encontrarle un trasfondo reseñable, esta edición caótica puede interpretarse como el maremagnum de emociones que sufre Bart en ese momento. Es decir, como un shutdown cinematográfico, una crisis silenciosa narrada en imágenes. Pero si al final del todo estamos accediendo a la mente de Bart, no sé por qué a la mitad de la película no tuvimos un flashback de 5 minutos de Ana de Armas en topless.
¡Ah! ¿Que solamente merece la pena adentrarse en la mente de un autista cuando le interesa al director? ¿Que solamente es útil como recurso estilístico para darle a la historia una apariencia de ciclo que se cierra? ¡Ah, bueno! ¡Visto así, pues vale!
Bart no crece como persona. El trauma lo empuja a una autonegación más profunda aún. Y aunque nadie se crea su máscara, él se pasará todo el metraje fingiendo. Se me hizo una experiencia agotadora verlo haciendo una imitación de los neurotípicos incluso estando a solas. Sin darse un solo respiro. Yo no podía distinguir si era un problema emocional de este personaje en concreto o la ignorancia del guionista. Sentí que Michael Cristofer había utilizado mi colectivo como una manera de salvar un guion insalvable aprovechándose de la empatía de los espectadores.
Por mi parte, voy a seguir esperando el remake de los muñequitos.
[Bart] «¡Arregla mi corazón!»
«Eres gordo.»
«Eres viejo.»
...
«Me creo que las fotos huelen.»
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