Star Trek: Discovery (T5) - Reseña Rebañada
Hola, soy Morado Valdeiglesias y por fin me he dignado a hacer la reseña de Discovery 5. Star Trek: Discovery, la 5ª temporada, es lo más raro que ha parido madre; pero yo la disfruté porque era la última.
En su día, mientras la estaba viendo, estuve haciendo unas reseñas escritas semanales hasta que un día... no pude. La trama no avanzaba y luego vinieron otras cosas. Seré sincero: he estado como un año sin sacar reseñas nuevas porque vi las películas de Evangelion —los remakes nuevos— y me deprimí. Y luego, cuando salí de ese bache, me puse a hacer cosas productivas con mi vida. Entonces, pues... Discovery cayó.
Me he puesto de nuevo a ver la 5ª temporada de Discovery y me parece más interesante ahora que ya sé por dónde va a ir. Le veo más interés si sé lo que va a pasar que si no lo sé.
¡Así es Discovery!
Quinta temporada, episodio 1: La directriz roja.
La secuencia inicial de la temporada 1 fue una estética apuesta por el futuro. Las de la 2ª y la 3ª eran interesantes porque proponían una premisa nueva. Las secuencias de arranque de las temporadas 4 y 5 son meras "splash-pages" de acción para atraer los ojos. Me quedo esperando contemplativo hasta que empieza la historia de verdad.
Si el flash-forward anticipado se alcanza demasiado pronto dará la sensación de que nada posterior podrá superar la emoción inicial. Lo mejor es un término medio, ni para ti ni para mí: ¡un Don Gato, a la mitad del episodio!
Cuando vi a Michael Burnham de pie sobre el casco exterior de una astronave a velocidad hiperlumínica me dejé llevar por la aventura. Si comprendes la tecnología de las burbujas de curvatura sabrás que es factible. La única razón por la que el capitán Kirk nunca hizo esto fue porque los efectos eran muy caros.
Todo el encanto se me fue cuando Burnham se puso a aullar de diversión como en una montaña rusa: «¡Yeehaaaw!» ¡Burnham, tú mantente seria y concentrada, que quien se tiene que divertir soy yo!
Cuatro horas antes, Burnham y sus amigos brindan por los mil años de Federación con Tónica 2161, un cocktail bien "ohlalá". Es azul como un limpiasuelos.
Sin embargo, Paul Stamets está enfurruñado porque han clausurado el programa de desarrollo de su motor de esporas. Sabemos que es Paul Stamets porque, por alguna razón, su insignia proyecta delante de él su nombre unos segundos. Debe ser que lo tiene programado para que cada cinco segundos salga su nombre y así la gente lo conoce, porque se quiere hacer famoso. Quiere ser más famoso que Altan Soong.
Burnham cambia de tema: «¡Por el cambio!»
Y beben lejía con jabón. A lo mejor por eso pusieron un signo del infinito dorado.
Mary Wiseman es buena actriz, da esos pequeños toques de comedia física. Los showrunners tóxicos de la 2ª temporada llevaron su personaje en dirección opuesta a la que le era natural. Y en la 3,ª la trama de ser primer oficial de Saru era farragosa.
La 4ª temporada introdujo para ella un nuevo propósito vital, que además justificaba las sacudidas que había sufrido su carrera hasta ese momento. Un mensaje tan interesante como necesario en estos tiempos.
Después del Ángel Rojo, de la Dama Roja —y de la Puerta Roja, ¿por qué no?—, nos presentan la Directiva Roja, que es una misión muy urgente y muy secreta. David Cronenberg da las instrucciones en la Sala del Infinito, que es como la Sala del Espíritu y el Tiempo —de Dragon Ball—, pero sólo puedes entrar si te invitan con un juguete en forma del signo del infinito. ¿Cómo siguen fiándose de un tipo que lleva gafas en pleno siglo XXXII?
Los antagonistas son Moll y L'ak. Son como una versión oscura de la pareja que solía ser Michael y Book. La mitad de lo que hacen es lo mismo que Burnham ha hecho durante los últimos cuatro años, ¡pero como son malos los perdono!
Al final de la temporada 4, Book murió para enseñar a Burnham la lección del escenario invencible, tema reiterado a lo largo de todo el arco de la A.M.O. Pero como Sonequa Martin-Green también es productora ejecutiva del show, Book resucitó a los dos minutos, invalidando toda consecuencia narrativa.
Y ahora, en la 5ª temporada, lo rescatan porque... Michael tiene que hablar con alguien.
Book conduce a los buenos al planeta Kasbah, donde Moll y L'ak venden una caja rompecabezas a Fred, el sobrino tacaño de Data. Nada más es un androide porque luego le tienen que hackear los ojos para leer el libro.
La Federación propone a Saru ser embajador. Para Saru es todo un dilema.
Ventajas:
* Trabajaría tranquilito en el cuartel general.
* Vería mucho a su novia T'Rina, la tinerfeña.
Inconvenientes: tendría que dimitir de su puesto junto a Michael (¡no, espera, esto también es una ventaja!).
Después de que Burnham mande parar una avalancha con puros escudos de proa, decide aceptar el puesto. Siempre me he sentido identificado con Saru.
La dirección del episodio 1 corre a cargo de Olatunde "Grúas Locas" Osunsanmi. Tuvo un par de decisiones de edición raras, ¡pero estuvo más comedido que nunca!
El guion de Michelle Paradise tenía todo en su contra y salió victorioso. No me gustan los inicios de temporada con acción; porque como todavía no sitúo el conjunto global, el espectáculo no significa nada para mí. Pero en este segundo revisionado lo estoy experimentando distinto.
Para mí, la mejor parte del episodio es una que pasó muy sutil. Es cuando la USS Antares está enganchada a la nave de los malos con un haz tractor y Burnham les dice:
«¡Suelten, suelten, o si no será el final de todos!»
Y Rayner, aunque no quiere, acaba cediendo y deja marchar a Moll y L'ak. Es un poco simbólico de los sistemas que dejan atrás sus viejos hábitos porque aprenden a ver un bien mayor.
Lo peor del episodio: ¡Burnham haciendo constantes réplicas ingeniosas! Está ahí, haciendo cosas de vida o muerte, y le dicen cosas y está ella chispeante:
«¡¡Hahaaa!! ¡Tengo la respuesta para todo! ¡¡Hahaaa!!»
¡Se me hace más repelente...!
Episodio 5x02. «Bajo las lunas gemelas».
Saru es el personaje más interesante y rico de toda esta serie. Al inicio solía representar a las personas con ansiedad; sentía pavor de sólo ver pasar a Michael Burnham. No obstante, ambos se dieron una segunda oportunidad y se permitieron crecer. El punto en el que están ahora se aprecia mucho mejor desde una perspectiva global, no tanto durante el viaje.
Tras el acto de soberbia de Rayner en el episodio anterior, el 5x02 comienza con una vista donde tres altos mandos juzgan la responsabilidad de tal acto. En realidad son cuatro jueces, pero la mayoría de los planos encuadra a tres a lo sumo. Es un eco del motín de Michael Burnham al inicio de la serie, donde fue juzgada por tres siluetas en la penumbra.
A lo mejor Booker no es tan buena pareja para Michael. La ha estado constantemente apartando de su camino de buena capitana. ¡Recién se le está dando bien!
Lo primero que Book pensó cuando conoció a Moll y L'ak fue:
«Juegan porque son libres y se aman.»
Lo primero que yo pensé cuando yo vi este episodio fue que, para él, la felicidad supone raptar a Michael de su silla de mando y llevársela a negociar con individuos de mala catadura. Pero anoche pensé que lo que pasa es que esta serie se ha vuelto muy, muy romántica y algunos no nos habíamos dado cuenta.
Hicieron hacia el final de esta 5ª temporada una parodia que versionaba la intro de Family Matters, y aparece todo el mundo sonriendo a cámara y... ¡Se les quiere! Me da la impresión de que en realidad, muchas veces había estado yo juzgando mal esta serie porque no se parecía a la 1ª temporada. Cada vez que se ponían todos románticos y empalagosos, decía: «¡Que no es el momento, que ahora estamos con una crisis de peligro y acción!» Y a lo mejor simplemente lo que pasaba es que, al inicio, esta serie era de una manera muy estoica y a mí me gustaba, y ahora que también es romántica y también lo puedo apreciar... Pero entre medias han pasado como tres o cuatro temporadas en las que estaban transicionando todo eso y no encontraban el punto justo. Hemos pasado de salado a dulce ¡y por fin se siente dulce!
¿Es cosa mía, o el doblaje de España se burla de la protagonista? Minuto 18:55. En la versión original, Saru dice a Burnham:
«You are a force, Michael.»
La llamó una fuerza, una causa de impulso en los demás.
En nuestro doblaje no pude evitar reirme, porque le dice:
«Eres muy intensa, Michael.»
O no entendieron la intención del diálogo o ya toman a Burnham como el saco de los chistes.
Pequeños detalles que Star Trek hacía mejor en 1966: poner oficiales de seguridad en las misiones de campo. Les creería que no se llevan un solo camisa roja al Planeta del Peligro por el secretismo de la Directiva Roja. ¡En serio, podría creérmelo, no tienen más que decirlo! Pero ya llevan cinco años que no bajan a las trampas mortales ni con un triste MACO.
Les perdono porque en las escenas de acción vemos al Saru gordito que es un especialista de acción.
Este episodio empieza a cerrar varios arcos de Saru y de su relación con Michael. Cuando Burnham quiere hacer como siempre y encargarse de todas las responsabilidades, él dice algo como:
«No, el que tiene superpiernas soy yo, tú mete el coso en el hoyo.»
¡Ahora es ACTION SARU! Y descifra el enigma del poema romulano. ¡Habían dejado la llave bajo el felpudo!
La música ha cambiado. Ya no suena a ráfagas incidentales prefabricadas para poner algo de fondo porque les da miedo el silencio. Ahora suena casi como las películas clásicas, no es un ambiente tan melodramático. Aquellos temas de ambiente solían ser una de las razones por las que Discovery me parecía cargante. Aprendieron a replicar la música espacial a partir de Star Trek: Picard.
Saru dio una segunda oportunidad a Michael, y ella a Rayner.
Rayner es la contraparte necesaria para Burnham, el eco de su etapa amotinada. Representa a una Federación que creció en carestía y a la generación de espectadores que, también por ello, creció sin inteligencia emocional. Burnham da representación a las minorías y Rayner encarna a los que en la vida real se referirían a ella como La Llorona. Incluso dice clichés de boomer:
«Es una galaxia libre...» «Ya no hacen naves como esta.»
La dirección de Doug Arniokoski me agradó. Me acuerdo cuando en las primeras temporadas me parecía un simple imitador de Osunsanmi. Y aquí me tienes, disfrutando de una aventura en un planeta verde.
El episodio 3, «Jinaal», es lo que yo llamo un episodio parche. Discovery tiene muchos. Es una historia que no es mala per se, pero parte de premisas nacidas de malas decisiones pasadas.
Por ejemplo, el arco de Grey había finalizado en triunfo: tenía su propio cuerpo y era reconocido por su pueblo. Su relación con Adira era el motor de la acción, no el fin. Separarlos es un modo tan bueno como otro para que los guionistas y los intérpretes hagan muestra de virtuosismo, pero el planeta Trill ya lo tenemos muy visto. Me parece muy cutre que la Discovery pueda saltar a cualquier punto de la galaxia al instante y que vuelvan al planeta Trill en cada temporada.
En Trill, el Dr. Culber presta su cuerpo a la conciencia de alguien que les puede dar la siguiente pista de la gymkhana. Habiendo visto Espacio Profundo 9, yo esperaba a un Jinaal psicópata; su cara al despertar es ambigua. Pero lo más conflictivo que hace es desabrocharse el uniforme.
Lo que más me gustó fue la trama diplomática del embajador Saru y la presidenta T'Rina. Esta parejita me garantiza que cada semana tendré una escena que me haga sentir algo. No deja de ser una subtrama para aligerar el ritmo narrativo y encajar elipsis, pero te hace pensar.
El mejor Star Trek es el de los episodios de hablar.
En este episodio 3, lo más interesante que la capitana Burnham hace es la meditación vulcana. Se postra igual que Spock en Star Trek VI. Extrañaba estos vínculos con su hermanastro, y tiene todo el sentido del mundo. Culturalmente, Michael es tan china como vulcana por sus años con Georgiou. Sin embargo, las disciplinas espirituales más eficaces son las que integramos en nuestra identidad durante la infancia.
Burnham ordena a Rayner "romper el hielo" con la tripulación.
Él accede a "conectar" con sus subalternos, pero de uno en uno, en el laboratorio mientras hace otra cosa, y en un máximo de 20 palabras. Rayner corta a Stamets cuando más entusiasmado estaba hablando de la tecnología de los Progenitores, y esto le vale una regañina de Tilly, nuestra Señorita Cometa.
Yo también hubiera cortado a Stamets. El muy loco ya estaba hablando de resucitar a los muertos. ¡No todo el cosmismo ruso es de color de rosa!
La verdad, me atrapa más esta historia humana del tripulante nuevo que los monstruos voladores que lanzan proyectiles invisibles.
Además, la trama de la tecnología de los Progenitores se pasa de ambiciosa. Porque si los guionistas de Discovery no saben la verdad del origen de la vida, ¿qué van a explicar sin inventarse cosas?
Lo mejor que van a conseguir es una versión con apariencia científica de Star Trek V.
La ruptura entre Adira y Grey nos dio una escena llena de matices y mucho tacto. Los guionistas podrían haberlos llevado a una relación más abierta y moderna, pero nadie sabía si Paramount iba a cancelar la serie. Imagínate que Adira y Grey pasan a una relación poliamorosa con Moll, cancelan la serie igual ¡y nos quedamos con las ganas de ver el poliamor con Moll!
Como decía, el episodio 3 no es malo, pero si partes desde errores pasados es imposible no cometer más desaciertos. Por ejemplo, que el sabotaje de Moll entrase en la nave como un bicho que portó Adira después de tocar a una persona desconocida.
¿No se dieron cuenta de las implicaciones simbólicas? Es como si un amante casual hubiera pegado a Adira una infección justo después de que Grey le dejó.
¡Pues esos dos no estaban tan bien!
Star Trek: Discovery. Quinta temporada, episodio 4: Face the Strange, o sea, "Cara de extraño". No, "Enfréntate a lo desconocido".
¡Esta serie siempre me hace lo mismo! En cuanto pienso que ya no me gusta, saca un episodio que me encanta. Y tengo que decir a la gente: «¡Oye, que de verdad, quédate, porque tienen cosas buenas!»
El lema del 5x04 ya se apuntó en el episodio 3: «Conectarse no es una habilidad, es una elección.» ¡Para mí, sí es una habilidad! Si lo que me cuentas no me interesa, mi cerebro ni siquiera lo dejará entrar, así no tendrá que cribarlo después. Así que sí, para algunos supone una habilidad; pero el episodio estuvo bien.
Por fin Star Trek se tomó en serio la fotosensibilidad del espectador. Es la primera vez que dan un aviso de imágenes destelleantes. Lo gracioso es que no lo estrenaron para el director Olatunde Osunsanmi, que ya ni pone focos traseros. Fue para protegerte de las decisiones estilísticas de Lee Rose, que hasta la fecha editaba más comedido. Se le perdona porque hay viajes en el tiempo. Hay muchas luces destelleantes y cortes muy bruscos que pueden hacer daño a una persona con fotosensibilidad, pero para mí lo único excesivo fue el envenenamiento del minuto 2. Que una cosa es que te envenenen y tu percepción cambie, y otra cosa es que quiebren el mismísimo espacio-tiempo. No hace más que quitarle mérito a las decisiones estilísticas de después.
Lógicas opuestas en el minuto 5.
Rhys usa la palabra «lógica» para sugerir una posibilidad hipotética; él es la imaginación. Rayner lo insta a ceñirse a los «hechos». Es la misma palabra que empleó el Sr. Spock en el penúltimo episodio de Star Trek: La Serie Animada:
«Leyendas no, doctor. Hechos.»
La misma actitud que en 1966 convirtió a Spock en un pilar de la Federación hoy representa la rigidez destinada a cambiar. Spock acabó trascendiendo la lógica.
Star Trek: Discovery necesitaba a Rayner.
Él encarna todas las críticas al método de mando de Burnham, y por consiguiente, a la mismísima serie. Argumenta con respeto todas aquellas críticas que muchos fans tuvimos durante estos años, y son respondidas cabalmente por Burnham en persona.
Rayner es la maniobra definitiva para hacernos entender que todo arco de evolución requiere que el personaje empiece siendo torpe.
Y sobre todo, que no podemos culpar a Michael de los pésimos guiones del pasado.
El bicho que pegaron a Adira durante el permiso —en serio, suena fatal— hace que la Discovery dé saltos en el tiempo.
Por una coincidencia que no me importa creerme, la capitana y su segundo son los únicos conscientes de los saltos. Y Stamets también, porque ¡el mundo necesita reír!
Face the Strange recicla la fórmula de Magic to Make the Sanest Man Go Mad. La diferencia radica en que el episodio 1x07 fue un Día de la Marmota, mientras que el 5x04 cuenta con un bagaje de cinco temporadas.
El conflicto se soluciona a tres bandas.
1º. Factor de ciencia-ficción.
Nosequé de la velocidad hiperlumínica que estalla la burbuja de curvatura para sobrepasar la relatividad física. Genial, lo explican sencillito para que parezca magia. Este aspecto tan trekkie había sido apartado por los guionistas de Discovery durante buena parte de estos años. Quitando la tecnología, esta serie no se diferenciaba de una comedia laboral que daba más risa cuando no se esforzaban en hacer chistes.
2º. Factor de sacrificio personal.
Imagina que tienes que agarrar algo de tu habitación y aparece tu expareja. Pero no de cualquier manera, no. Tu expareja recién salida del gimnasio, con todos los músculos calentados y en una época en la que todavía estaba contigo. Que Michael no agarre a Book y aplaste a la gata sañuda dice mucho de su autodisciplina.
Y 3º: por amor.
Michael confía en cada miembro de su tripulación. Airiam también estaba vinculada a sus compañeros. Rayner prestó atención a las 20 palabras de Rhys. Y sobre todo, la Michael antigua decide apostar por su propia valía.
En estas secuencias ambientadas en la temporada 1 —más o menos entre los episodios 3 y 4, porque todavía estaba Landry—, Airiam es una figura mil veces más dramática que en aquel episodio donde muere gratuitamente por un mero «shock value». Su aceptación de la muerte por el bien de la mayoría la convierte en esta ocasión en una vulcana honorífica.
La pelea de Burnham contra Burnham es emocionante. Ilustra a la perfección cómo aquella amotinada a medio cristalizar ya no es la misma persona que la capitana que escucha y guía a su puente.
Me vi animando a la del futuro como si fuera Ultraman: «¡¡Vamos, Michael!!». La edición está cuidada, no se nota la doble. Los contraplanos duran la medida justa. Además, me gusta que la Michael evolucionada se defiende con mano izquierda. Es como: «¡Fuas, fuas, fuas! ¡Me resbalas!»
Por último, lo que hace que este episodio sea para mí tan bueno es que el discurso típico, el sermón de las conclusiones finales, no se eterniza con música solemne; y que el último plano se corta antes de que Sonequa Martin-Green diga «Let's fly».
Y por último, creo que soy bastante insistente en mi idea de que Booker se tenía que haber quedado muerto en el final de la temporada 4, pero es que... es verdad. Se tenía que haber quedado muerto para que Michael aprendiera la lección del escenario invencible.
Y también porque imagínate qué momentazo hubiera sido si en este episodio de los saltos de tiempo... Imagínate, está ahí como un año dolida porque ya no está su novio del garaje, y su gata que no le gustan los ratones —para eso no tengas gato—, y de repente entra en el camarote y se lo encuentra ahí, todo musculoso, todo Stallone, y dice: "Claro, claro, es mi tentación. De aquí no voy a salir viva a no ser que salga viva." Es un poco el tema del episodio: la confianza puede llevar a la complacencia, pero hay que creer que puede llevar a la honestidad.
Y después del episodio de Star Trek: Discovery que más me ha gustado desde hace años viene la cosa más insulsa que ha parido madre. Es —ugh— el episodio 5: Mirrors, o sea "Espejos".
Moll y L'ak son como los dopelganger de Michael y Book. Michael y Book, desde la 3ª temporada fueron como unos renegados que andaban ahí, viviendo libres, amándose, jugando. Y cuando por fin dejaron de meternos por el gaznate ese rollo patatero, cuando por fin ya empezaron a poner a Michael de capitana —cuando por fin empecé a respetarla, incluso—, de repente, esas mismas propiedades las ponen en unas fotocopias. Moll y L'ak son Michael y Book de marca blanca.
Además, le han metido el efecto Stranger Things. Están todas las luces parpadeando, que uno podría decir: «Ordenador, haz que se se apaguen todas las luces excepto las que no están averiadas.» Ni por esas.
A mí me parece bastante comprensible que se metan en una nave que es la doble de la Enterprise porque yo haría lo mismo para ahorrar decorados. Pero es que yo había comprendido esta analogía. Yo ya había comprendido que Molly y L'ak son como los dobles de cómo solían ser Michael y Book. No hace falta que me lo restreguen por la cara.
Es como si desde que se metieron los guionistas que están ahora hubieran pensado: «¡Qué guay, una serie del espacio! ¡Vamos a hablar de renegados que van por ahí renegadamente por el espacio, solos y...!» Y de repente les dijeran: «No, es que esto es Star Trek, esto es una cosa de trabajo en equipo y tener una responsabilidad, tener una confianza, una honestidad hacia tus pares..."
«¡¡Bueno, pero llegan unos malos que son libres y juegan y se aman...!!»
Los Breen. Nos han enseñado la cara de un Breen. Que a lo mejor uno podía pensar: «A lo mejor los demás son distintos, como en las novelas.» Pero no, yo ya he visto la temporada completa, entonces yo ya sé que todos los Breen son ogros verdes. Lo cual estropea lo que ya existía en el canon Beta, o sea, las novelas —el universo expandido de Star Trek—, donde decían que los Breen, cada uno tiene una apariencia y una raza distinta pero todos llevan el mismo casco, la uniformidad. Estamos hablando de eso. Es como una especie de borgs, pero que no son zombies; nada más son cascos. Así es mucho más barato, así se puede seguir hablando de la uniformidad cultural sin necesidad de andar desmitificando a los Borg.
Porque los Borg cuando aparecieron eran imponentes, eran terribles, pero de tanto que empezaron a salir ya como que uno les perdió el respeto. Sobre todo desde lo que pasó en Voyager, de la Especie... superchunga de 3D que los mató con nada. Ya les perdimos el respeto ¡desde que apareció la Reina Borg! Eso ya acabó de matarlo a nuestros ojos porque los Borg ya no eran un colectivo, y entonces de repente en Espacio Profundo 9 aparecen los Breen.
¡¿Qué son los Breen?! ¡Qué misterio! Nunca les hemos visto la cara.
¡Pues ya les hemos visto la cara y son todos ogros verdes!
Además, aunque yo estoy a favor de dar representación a minorías, juega en su contra en este caso. Porque dice Moll:
—Enséñamela —la cara —. Enséñame la cara.
Y entonces dice:
—Pero ya te la he enseñado —la cara.
Y dice:
—No, pero enséñame la otra —la otra cara.
Y entonces dice:
—¡Pero es que esta cara no soy yo!
Lo cual viene a decir cosas de que si la identidad, la imagen propia... Se han cargado una información muy interesante y enriquecedora del universo Star Trek del Canon Beta solamente para hacer otra representación más de algo que en Discovery ya habían hecho.
El equipo de guionistas de esta serie tiene muy buenas intenciones —son todos muy felices y muy simpáticos—, pero les falta un Rayner. Alguien que entre y les diga:
«¡Pero ¿cómo van a quitar esto de los Breen?! ¡Los Breen, en la vida tenemos que saber cómo son! ¡Porque esa es la gracia de los Breen! ¡Que no los conocemos ni un poquitín!»
Episodio 6: "La lengua de los silbidos".
De los creadores de Ni'var llega el silbo. Nos presentan el silbo como el modo de comunicación más alien cuando desde hace siglos lo emplean en la isla de Gomera. Canarias existe.
Chris Byrne es el mejor director de la serie. No necesita recurrir a destellos caprichosos para que cada elemento ocupe su lugar; incluso el espectáculo de luces del scanning inicial tiene buen gusto. El rito de los cuencos expresa visualmente los choques sonoros que debió sufrir Burnham sin que llegue a ser disruptivo para el espectador. Todas las elecciones estilísticas conservan un equilibrio sensorial. ¡Christopher J. Byrne debería dirigir más episodios de Star Trek!
Me dieron esperanzas de conocer el planeta de los denobulanos y me las tumbaron en un segundo. Dice Tilly: «¿Tendremos que ir a Denóbula?»
Yo emocionado, pensando: «¡Sí, qué bien! ¡Conoceré más la cultura del doctor Flox!»
Y al instante dice Stamets: «Puede que no.» Como si le diera pereza ir cuando tienen motor de esporas. Prefieren ir a un planeta de solamente tres géneros antes que uno de matrimonios poliamorosos y pura disigamia.
Halem'no no está tan mal, uno se siente como en casa. Su vegetación es azul, tienen una montaña sagrada y beben pura agua: ¡es el planeta Namek!
El ritual de la carrera sedienta se me hizo raro. Un planeta de sequías donde solo queda un bosque rodeado de terreno baldío y hacen sacrificios humanos para invocar la lluvia produce unas galletas que dan sed a propósito. ¡Y se las comen! ¿No podían irse a correr al desierto? ¿O no hay de eso en Canadá?
Luego pensé que en realidad no quieren que muera nadie ni en la torre ni en el desierto y han convertido antiguos ritos de paso en meros juegos donde saben que todos caerán en la tentación. Esa interpretación ofrecería un planteamiento tóxico de la espiritualidad. Puesto que el sumo sacerdote cree que nadie ganará la carrera, ha sustituido la devoción genuina —donde uno se juega la vida en el desierto— por un juego simbólico justo en el punto del planeta donde hay más agua.
Empieza la carrera. Tilly sufre tanta sed que no está para andarse fijando en musgos de camuflaje, así que se separa de Burnham y sigue corriendo. Gracias a su resistencia y deportividad, no solo es premiada ella con la muerte por asfixia, sino también le hije del sacerdote.
La sala hermética está llena de piras encendidas, pero cuando se sella y supuestamente se consume la mayoría del oxígeno, no se apagan. Tilly estaba tan confundida que ni siquiera pudo pensar en apagar las llamas para tener más tiempo de aire.
Ahora, tras el ritual en Trill de la temporada 5, Hugh Culber tiene una consciencia más espiritual y las fricciones con su marido son genuinas. No son debidas a la agitación psicológica consecuencia del trauma de su paso por la muerte; es una distancia emocional de verdadero peso para su evolución dramática. Además, como te muestran a Stamets tomándose la fe a chiste, puedes comprender de primera mano por qué a Hugh estar con Paul ya no le parece un lugar 100% seguro.
¡Amigo, date cuenta!
En conclusión, de las dos tramas espirituales, siento que la trama principal con la capitana en el equipo de salida es una versión de Who Watches The Watchers —el episodio 4 de la temporada 3ª de The Next Generation— con todas las analogías al revés; y la trama espiritual buena es la trama B, con el personaje secundario que se quedó en la nave aburrido.
Más les hubiera valido mandar al planeta al doctor para que corriera un rato con el polvorón de bacalao.
¿El episodio 7 no va a seguir hablando de lo de Culber? Estaba interesante eso de la espiritualidad. Van a dejarlo en plan... «Te lo quedas para ti. Si no pasa nada si te lo quedas para ti. No todo tienes que compartirlo con la gente.» Porque se me hace una forma muy como... ¿Cómo decirlo? No sé si decir hipócrita o diplomática, de acallar las pulsiones espirituales.
Le dicen primero al señor de Halem'no... de Namek: «¡Bueno, que esa torre sea alienígena no quiere decir que no existan los dioses!» Pero te está diciendo que no existe, te está diciendo que tienes que cimentar el significado que le pones a tus mitos y darles otro significado más adecuado a tu estadio actual de evolución.
Y con Culber dicen lo contrario. Con Culber le dicen: "Bueno, está bien, te vamos a seguir queriendo.»
Es un rollo el episodio 7, porque han puesto de protagonistas a Moll y L'ak y no me interesan lo más mínimo. Los Breen tampoco me interesan porque son los de 800 años después; y como además ahora se quitan el casco, ya no tienen ningún tipo de misterio. Así que creo que ya sé por qué a partir de este episodio hace un año dejé de andar reseñando; porque aquí ya no es interesante.
Lo que sucede con los guionistas de Discovery es que tienen una idea —una trama horizontal— y la dividen en X partes. En este caso —en el caso de la temporada 5 de Discovery—, en 10 partes. Y cuando una cosa no les cuadra, dicen: «¡Pues vamos a andar cambiando de sitio esto!» Entonces, en lugar de terminar que el episodio 7 fuese el 8 y luego 8-9-10, y terminas con tres episodios Breen; en lugar de eso han hecho una especie de impass, de «vamos a dejarlo aquí de momento», una excusa para retomar los Breen dentro de dos semanas y entonces lo estoy disfrutando muy poco. Porque siento que los episodios impares son malísimos ¡y que los episodios pares me enloquecen, me encantan! El episodio 8 es uno de los mejores para mí —que casualidad, el anterior par también era de mis favoritos—, pero van como metiendo entremedias lo de L'ak y Moll que no me interesa en la vida, y entonces es como que «¿por qué me meten esta cuña enmedio?»
¡Ñe!
Bueno ahora toca el episodio de la biblioteca. ¡Yay!
Episodio 8: "Laberintos", o Michael va a la biblioteca.
Me pareció tan entretenido como el 4, esta vez cambiando saltos en el tiempo por una visualización mental. Al fin y al cabo, aunque Star Trek es un viaje por el espacio y por el tiempo, en el fondo siempre ha sido una exploración de la propia psique colectiva. A pesar de algunas inconsistencias, sus virtudes son más sobresalientes. ¡Y además, todo sucede en una biblioteca!
La escena inicial de las tropas Breen tiene unos efectos visuales espectaculares. Cientos de soldados se mueven al unísono a la par que la cámara vuela de una plataforma a otra. Estoy seguro de que estarán interpretados por tres o cuatro actores aprovechando que todos los enemigos llevan casco y precisamente por eso me asombró tanto.
Sabía que el teniente Arisar iba a aliarse con Moll. Me fijé en él en los créditos del episodio anterior porque el actor se llama Dorian Grey.
No me podía tomar en serio al jefazo Breen porque la palabra primarca me suena a tienda de ropa.
Tampoco podía tomarme en serio a Booker cuando la capitana Burnham le dice que le acompañe al archivo y él responde que sigue enfurruñado por lo del episodio anterior.
Por suerte había escuchado a Gallo decir: «¡Me cago en la leche!» Después de eso, uno tiene que relajarse y dejarse llevar.
Me hubiera gustado que las Tierras Yermas de esta serie se parecieran más a las que se elaboraban con los efectos visuales de los años 90. No hablo de texturas, hablo de dinámicas de movimiento de cuerpos: más remolinos estructurados y menos fuego aleatorio. Discovery no puede jugar a la nostalgia de Voyager y Deep Space 9 si nos dicen que van a atravesar las Tierras Yermas y luego se parecen más a la Parcela Espinosa —o Bancal del Brezo— que vimos en Star Trek: Insurrección.
El agón entre Michael y el librero me pareció intenso porque el director —Emmanuel Osei-Kuffour— permitió lo que siempre he echado en falta en Discovery: silencios. El silencio de la conversación en la penumbra nos permitió gozar de las pausas dramáticas de Martin-Green y Ayala. Sus emociones fluían sin que la música los forzara sobre nosotros. Deberían reeditar toda la serie quitando esa música omnipresente que ha convertido la mayoría de los duelos actorales en dramones de telenovela barata.
Esta última prueba marca el final del arco dramático de Michael Burnham. Ella era una huérfana que necesitaba expresar un torbellino de sentimientos. No obstante, fue adoptada por vulcanos y creció atenuando todo lo que sentía. Cuando en la Batalla de las Estrellas Binarias temió el conflicto con los klingon, saltó de su celda en más de un sentido. Aunque no fuera la intención original, Discovery se convirtió en la historia de cómo Michael aprende a convivir con su propia vulnerabilidad.
Por último, siempre me fascinan los usos creativos del motor de esporas. En lo álgido de la batalla, los protagonistas emplean el modo mágico de trasladar la nave para crear la ilusión de que ha sido destruida; y lo más emocionante es que casi es verdad. Al llegar al punto de salida de la red micelial, varias cubiertas de la Discovery están hechas polvo.
¿Lograrán reparar los motores antes de que los Breen alcancen el lugar donde espera la ansiada tecnología de los Progenitores? Son preguntas que uno se hace viendo el episodio 8 y que se responden en el 9 de aquella manera.
Cada temporada de Discovery es un trozo de pastel. Los responsables de distintos equipos se reparten cada episodio, entonces cada episodio es de su padre y de su madre. Y en ocasiones hay escenas que deberían ir antes que van después por algo tan nimio como pueda ser la cronología.
La verdad, casi no me acuerdo de nada del episodio 9. Es como una preparación para el 10. No siento que tenga su propia identidad. Uno nunca diría: «¡Oye, voy a ver el penúltimo episodio de Discovery, que estaba muy bien!» En todas las temporadas, cuando empieza a llegar la recta final, ya sabes que los dos últimos se disfrutan mejor si los ves seguidos. De hecho, me he dado cuenta de que, a lo largo de toda esta serie, mis únicos episodios favoritos son los que no tienen nada que ver con la trama horizontal. Esos episodios de aventura puntual autoconclusiva. Por sí sola, sin contexto, no es mala serie, pero dentro del contexto de que sea una serie de Star Trek, creo que es mala.
Este penúltimo episodio es de lo menos memorable. Te dicen que va a pasar un montón de cosas. ¡Ya verás, ya verás, que dentro de poco llega! Y todo sucede en el episodio siguiente. Así que ya paso al último, que dura una hora y media; o sea, que es como en total tres episodios, no cuatro. Porque está el de antes, de la biblioteca, que lo corrieron al principio para rellenar. Entonces, al final te encuentras con que media temporada se la pasan con los mismos malos; la misma batalla, casi. Si te gusta, perfecto, te lo vas a pasar estupendamente. Pero como no te guste esa trama horizontal de temporada, va a ser aburridísimo para ti, porque no se acaba y no se acaba.
Todo esta cosa de la tecnología de los Progenitores es un concepto fascinante, pero otra vez sin contexto, porque si has visto la serie original sabrás que está el archivo ese de Atoz, la del episodio Todos nuestros ayeres. Si has visto la serie original, no te sorprende nada, simplemente es que los efectos visuales están geniales. Es una gloria ver a Michael Burnham cayéndose a un abismo y que le den piedras y...
El hecho de que Michael se encuentre dentro de este espacio mágico junto con su doble, y que luego tenga que resolver una cosa así muy de simbolitos, pues lo hace muy filosófico todo. Tiene más valor del que yo podría decir. Pero me aburre.
La primera vez es como: «¡Ah, sorpresa! ¡Novedad!»
La segunda vez es como: «Sí, sí, si ya, si ya me hago cargo.»
Y eso de que la tecnología de los Progenitores la acaben tirando a un hoyo tiene mucho sentido dentro de la producción, porque como los guionistas de Discovery no saben cómo es esto de la vida y... es normal que no puedan llevar a la Federación a un paso más allá de lo que su consciencia puede ver. Queda cutre. Podría ser como el final. El final de la aventura humana. Cuando al final de "Star Trek: La película" sucede ese nacimiento y dice "La aventura de la humanidad está por comenzar", podría dar algo así como el final. Pero claro, como después tienen que hacer —¡Eh, ahí te he visto!— la serie de la academia con Tilly, no pueden mostrar una Federación que sea sobrehumana. No podían terminar quedándose con el tesoro.
Luego está ese final —después del final, ese quinto final del Señor de los Anillos—, después de la gran boda del rey. Lo grabaron a posteriori. No sabían que iban a cancelar Discovery y entonces dijeron a Michael Burnham:
«Oye, Michael Burnham, ¿quieres ser vieja?»
«¡Hombre, claro que sí! ¡Con mi novio, el del garaje!»
Entonces se casan y tienen un hijo, y como no puede ser de otra manera, el hijo acaba yendo a la nave insignia. Y esta vez no es como en Picard, que el bebé del nepotista acaba de consultor nada más, ¡no, no! ¡Esta vez, el señor capitán, el capitán de la Discovery, oiga usted!
Es muy tierno, muy emotivo, conmovedor, pero yo no pude entrar porque resulta que yo conozco en persona a alguien que se parece un montón a Michael Burnham mayor. No podía caerme bien. Se me hizo empalagoso, larguísimo. Owosekun ya no iba a volver. Volvió por el flashback porque hubiera sido muy raro...
«¡Jamison, te conozco de tantas aventuras juntas! ¡La teniente Gallo! ¡Asha!»
No, tiene que salir pues eso: Detmer, Owosekun... el otro.
Y por último, Michael mayor dice a Zora:
«Zora, lárgate a este punto mágico donde vas a encontrarte con un señor que le gusta ver Betty Boop.»
Y entonces te das cuenta de que el corto de Short Treks "Calypso" era en el futuro futuro futurísimo, lo cual me gusta menos que la explicación que nos habían dado en el episodio 4 de que está en el mundo distópico en el que la Federación perdió contra los Breen.
En resumen: esta serie tiene unas fantásticas buenas intenciones, pero yo sé que podrían hacerlo mejor. Se han quedado con la buena apariencia. No vale con que imiten ciertos códigos, sino que tienen que integrarlo dentro de su propio mecanismo.
A lo largo de toda la serie hay como seis, siete, quizá ocho episodios que me han encantado, por los que vale la pena ver la serie, pero tienes que aguantar alrededor un montón de pan. Imagínate que quieres un bocadillo de tortilla de patata y está en su punto justo, en su texturita rica; pero el resto es miga y miga y miga y miga. Hambre no vas a pasar, pero a lo mejor acabas queriendo beber mucha agua.
¡Bebe agua!
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