Star Trek: Picard (3x03) - Reseña Rebañada

Reseña bien spoilerosa de "Star Trek: Picard", temporada 3, episodio 3, estrenado el 2 de marzo de 2023.

 


TEXTO ORIGINAL

 

¡Una obra maestra! ¡Un maravillonón! No me quería creer eso que decían los showrunners de que a la tercera va la vencida, pero si la serie sigue como el episodio 3, esto va a ser la bomba.


La 3ª entrega de la 3ª temporada de Star Trek: Picard por fin se siente como algo mínimamente parecido a The Next Generation; o al menos, a las películas de Picard. En parte, es por las tramas con humanidad, por las cucharadas de ciencia-ficción y por unos efectos especiales asombrosos. Pero para mi gusto, lo que más me hizo creerme todo lo que estaba pasando fue que dejaron hablar a Crusher.

Después de la serie de los 90, el personaje de Gates McFadden había tenido líneas de diálogo, pero en todos los casos sus líneas eran meros pies de intervención para dar el foco a otro personaje. En esta serie, primero fue Leia Rambo y la hirieron. Bueno, vale, hay que justificar que se quede callada durante el episodio 2 porque hay que apuntalar la relación entre Jean-Luc y Jack. Pero antes de eso, la Dra. Crusher se tiró todos los largometrajes siendo un cameo insignificante. En Némesis era poco más que una enfermera, salvo en las escenas que descartaron. En Insurrección tiene apenas una escena memorable, pero nadie se acuerda de ella porque Marina Sirtis se puso a hablar de la turgencia de sus senos. En Primer Contacto salvó a media tripulación pero todos los primeros planos fueron para el Doctor Holográfico. Y en Generations, apenas fue un rostro bonito para que las hermanas Duras hicieran un chiste. Si nos fijamos bien, la Dra. Crusher lleva sin tener una presencia propia desde la última temporada de The Next Generation.

El episodio 3 de Picard 3 remedia eso. Es conmovedor volver a oír la voz de Crusher, del «crush» de Picard. Y es de agradecer el duelo actoral que Gates McFadden tiene con Patrick Stewart. Mantienen un dramatismo medido al milímetro para dejar salir toda la fuerza de los dos sin que el drama se desborde. Y no sólo es mérito de ambos. Jonathan Frakes demuestra otra vez por qué es el Número Uno de esta generación. Él ha trabajado codo con codo con el reparto de la Enterprise D durante décadas. Es el director perfecto para este episodio y el de la semana que viene.

Me hizo gracia la primera escena porque, además de potente, es toda una declaración de intenciones. En la blogosfera hay gente que se ha hecho cartones de bingo de Picard, para marcar una casilla cada vez que sucedan ciertos eventos. En una casilla de uno de estos bingos ponía: «Riker dice "alerta roja"». Y literalmente, el episodio 3 comienza con un plano detalle de una pantalla que dice "alerta roja".

La escena de inicio es apasionante. Comienza con ese rugido bien traileresco de la nave Verdugo. Sabes que la Titán está en serios problemas. Porque además no están en una nebulosa cualquiera, sino en una con una anomalía gravitatoria. Esto no es una batalla entre nubes bonitas de colores, sino en el equivalente espacial de aguas abisales. Es una batalla de submarinos.

Por cierto, la nave de la capitán Vadic es genial. "Shrike" es el nombre de un pajarito que en español se llama alcaudón, pero otra forma de llamarlo es "Verdugo"; y suena acongojante. Es tan sugestivo como si la nave se llamase Muerte Mortal, pero encima tiene elegancia. En este episodio, Amanda Plummer rebaja el tono de su capitán Vadic y ya no se ríe tanto. Está más calmadilla porque la semana pasada fue su presentación. Tenía que dar miedo. Mientras que esta semana tiene que hacer justicia al nombre de su nave y actuar como un ave que mata con precisión quirúrgica.


Por emocionante que la persecución de la Verdugo pueda ser —y lo es—, lo primordial al inicio de este episodio es dejar solos a Jean-Luc y a Beverly para que hablen de lo suyo. Así que enseguida logran despistar a los malos.

¿Por qué en Picard este paréntesis del peligro funciona y en Discovery no? Porque los personajes de Discovery son unos irreflexivos sin experiencia que al contrario que los de Lower Decks no pueden sostener unos guiones que se toman a sí mismos en serio. En cambio, en Picard —al menos esta semana, a lo mejor la próxima vuelven a ser normalillos— tienes unos personajes irreflexivos no porque no tengan experiencia, sino porque el guion se atreve a plantear una deconstrucción de los ídolos que hemos admirado durante décadas. O sea, aquí Picard es torpe porque eso mismo es el centro de la historia. Es un proceso de aceptar los defectos propios y que no siempre vas a ser la voz de tu generación. En realidad, creo que es lo que llevan intentando hacer desde hace dos años, por eso la almirante caraperro lo llamaba arrogante. Y esta es la primera vez que les ha salido bien; o al menos, que yo lo he entendido.

[Picard] «Le debo al capitán una disculpa.»


Tras la secuencia de apertura, un rótulo dice «Antes». ¿Cuándo antes, antes de meterse en la nebulosa? No sé, antes. Y visitamos a Jean-Luc y a Will en un bar; hay que amortizar el decorado de Guinan. Es uno de esos flashbacks que rejuvenecen toda la cara de los actores excepto los párpados. Están celebrando que el hijo de Riker nació muy sano. Es una sensación agridulce, porque sabemos desde Nepenthe que Thadeus morirá. Eso acentúa la sensibilidad de estas confidencias entre dos amigos de toda la vida. Si no viene Marina Sirtis a hacerse la graciosa. En serio, esa no era Troi, era Marina Sirtis haciendo chistes de Lower Decks.

El guion de Jane Maggs y Cindy Appel usa un recurso muy eficaz: la reiteración temática en contextos opuestos. Una escena te propone una idea, y varias secuencias después el tema se repite con otro matiz.

[Cortes]


Una de las frases de Riker sobre su hijo parece destinada a tener un significado mayor al final de esta serie: «Quemarías un mundo para salvarlo.» No en vano la canción con la que arrancó la temporada decía «I don't want to set the world on fire». Quizá Jean-Luc tenga que quemar un mundo por su hijo. De momento, está haciendo prácticas con la nave de Crusher, con la Titán...

En fin, volvemos al siglo 25, y un rótulo dice: «Presente». Suena raro, porque si el año 2401 es el presente, ¿qué es el 2023? El cartel de «Present Day» sobra.


El capitán Shaw demuestra que la simpatía no lo es todo. Es un líder tan expeditivo que cuando se le estropean los sensores no tiene problema en enviar alféreces a mirar por las ventanas. En la peli de Generations, Picard se divertía jugando en el barquito holográfico; pero Shaw es de verdad un capitán como los de los navíos antiguos. Estoy deseando conocer su pasado.

Las escenas de los secundarios no sólo no dispersan el ritmo sino que sirven para dejar descansar el tono, así no se vuelve emocionante de un modo excesivo. Es como cuando en la primera película de Godzilla intercalan escenas de efectos especiales con escenas del doctor triste. Las explosiones no importan si el espectador no siente que la nave está poblada por personas de verdad.

El mejor exponente de ello son las escenas de Raffi, emplazadas en los puntos del metraje donde necesitan estar. Hasta la fecha, las escenas de Raffi me parecían un aburrimiento. Pero desde que ha hecho equipo con Worf, forman una dupla perfecta. Worf ahora es más sabio; es como si vieras al mítico Kahless, el ideal del guerrero. Y por tener a Worf como maestro, Raffi ya no es una desequilibrada sin nada que aportar a la historia, sino un klingon de los de toda la vida. Puede que sus escenas transmitan menos urgencia, pero justo eso es lo que permite descansar el interés del espectador para que el tono no acabe pareciendo ridículo.

Es una clase maestra de dosificación narrativa.


El punto más memorable de este episodio es la conversación a solas entre Crusher y Picard. Han tenido que pasar dos temporadas para que suceda. Uno se pregunta: ¿por qué alguien querría producir una serie con un actor tan brillante como Patrick Stewart donde no se pueda medir con otros intérpretes de su talla? Seamos serios: los seguidores de Patrick Stewart lo estiman porque es un actor shakespeariano con una presencia y una técnica innegables. Su fuerte son los matices interpretativos. ¡Para héroe de acción ya tenemos a Liam Neeson! Nos han tenido a Patrick Stewart dos años haciendo del abuelete guay de un puñado de secundarios que no nos importaban, y lo único que necesitábamos era que volviera por lo menos la Dra. Crusher.

Beverly siempre fue una persona crucial en la vida del capitán. En el episodio doble que finaliza The Next Generation muestran un futuro alterno donde llegaron a estar casados. Patrick Stewart arruinó su propia serie al marginar a sus antiguos compañeros por buscar un mayor lucimiento en solitario. Por lo que a mí respecta, si esta temporada sigue tan buena como el episodio 3, voy a decirle a la gente que se salte todo lo de los espías incestuosos y lo de los padres dickensianos.

El diálogo de los dos antiguos amantes está cargado de significado. Por fin se explican muchas cosas que habían marcado la relación de Picard con Crusher y consigo mismo. Incluso aunque nos hubieran explicado los datos expositivos de otra manera menos dramática, la escena valdría la pena por las miradas de Stewart y McFadden. Comparten un antiguo amor, una frustración, pero nunca un resentimiento. Es simplemente una historia que llegó años tarde.


A la salida, Picard se niega a hablar con su hijo. Esto abona el campo para un drama posterior, al que alude el título: «Diecisiete segundos».

Pero por el momento, arranca una trama que me pareció muy interesante: la del intercambio de roles del capitán y el primer oficial. Resulta que la nave Verdugo localiza la Titán y la dispara, hiriendo a Shaw. Riker vuelve a tomar el mando de su vieja nave, da el puesto de Número Uno a Jean-Luc, y vemos muy acusada la diferencia de dinámicas de poder. La vieja historia del aprendiz que supera al maestro. Bajo las órdenes de Riker, Picard es un primer oficial muy intuitivo, pero poco a poco se muestra incapaz de quedarse callado. Tiene que andar opinando de todo.

 

[Riker] Alférez, tráigame un raktajino.

[Picard] Will, los raktajinos llevan demasiada cafeína.

[Riker] Bien, necesito algo fuerte.

[Picard] Will, escúchame Will. Te recomiendo que mejor tomes una infusión.

[Riker] Maldita sea, almirante, quiero un raktajino.

[Picard] Will, Will, escucha. Tómate un té, Earl Grey, caliente. Y que me traigan otro a mí.


A veces creo que la Federación pudo vencer a los Borg en Wolf 359 porque Picard era el portavoz.

[Borg] Locutus de Borg, ahora formas parte del colectivo.

[Picard] Sí, está muy bien, pero ¿han oído hablar del concepto de reina?

[BOOM!]


La historia aprovecha al máximo el lenguaje audiovisual. Tiene un excelente diseño de sonido y todo lo que preocupa a los personajes es representado con imágenes. No es que se den ínfulas de ser cine, es que es cine. Aunque no entendieras el idioma, ver este episodio sería una experiencia grata. Diría que es el mejor episodio de todo el Star Trek moderno.

Y la guinda del pastel es el regreso de los Cambiantes de Deep Space Nine. Agradezco que se les vuelva a incluir porque son parte de por qué aquella serie me gusta tanto. Además, el Dominio del cuadrante Gamma entronca temáticamente con el cañón de portales, porque recuerda al agujero de gusano de DS9. Es un detalle que no tiene por qué tener relación, pero igualmente da lugar a un par de escenas de batalla que te impresionan a un nivel instintivo.


Jack tiene una visión onírica que recuerda mucho a la que tuvo Michael Burnham en Discovery 2. Creo que es lo único del episodio que me podría parecer excesivo. No quiero más Ángeles Rojos.

Jack ve a Siete mirándolo desde arriba como en ese cliché de los openings de anime —sólo le falta una sombrilla—, y de detrás surgen unas raíces o unas ramas rojas. Lo primero que pensé fue en el Planeta Asesino del primer arco de Star Trek: Prodigy. O sea, aquella raza que era una mezcla entre los Cambiantes de Deep Space Nine y el planeta de "El permiso" de La Serie Original. Pero enseguida pensé en algo más terrorífico aún.

En la visión, Siete dice: «Conecta las ramas.» Los productores llevan unos años usando lenguaje metatextual para darte pistas de lo que quieren hacer, y la frase «Conecta las ramas» me da miedo. ¿Qué ramas de Star Trek están sin conectar? Las distintas series. El productor Terry Matalas dijo que pretendía ofrecer una conclusión a otras series del pasado, y quizá se refería solamente a los Fundadores del Dominio. Pero ¿y si realmente quiere conectar TODAS las ramas?

 

¡Como ahora nos digan que Picard viajó en el tiempo con el Ángel Rojo y destruyó Rómulo...! No me extrañaría que la línea Kelvin hubiera ocurrido por culpa de Picard. En este episodio un Cambiante sabotea el núcleo de la nave y Picard se ocupa de sabotear el resto.

Al igual que pasó con los inhibidores de transporte de la semana pasada, no es un fallo que muestren torpeza en un personaje que siempre hemos admirado. Es permitirnos conocer la sombra de aquel que siempre representó la faceta más luminosa de la franquicia. Y esto también se cumple con Riker.

 

[Riker] «Acaba de matarnos. / You've just killed us all.»

 

La frase dilapidaria que dedica a su antiguo capitán impresiona más porque Riker se pasó buena parte de su carrera negándose a marcharse del puesto inmediatamente inferior a Jean-Luc. Los altos mandos no dejaban de ofrecerle rangos más altos y él declinó todas las naves hasta que se casó.

Uno tendería a imaginarse un capitán Riker menos frío. Pero creo que este Riker es el que siempre conocimos. Él siempre fue el tipo más rígido del mundo con sus subalternos, y se puede ver en bastantes episodios de La nueva generación. En "Tapestry", Picard experimenta una continuidad paralela donde el capitán es Riker. Y le dice: «Señor, creo que puedo aspirar a más.» Y Riker le dice algo parecido a: «¡Gusano, ¿has visto tu currículum? ¡Quédate en tu departamento de los uniformes azules!» En el episodio titulado "Lower Decks" hace igual, y en el otro donde descubren a su propia copia de transportador se trata fatal a él mismo! ¡El comentario de Riker es 100% fiel al personaje!

Por eso digo que, por primera vez, esta serie se siente como Star Trek.


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