Star Trek - Inicios de Discovery y Picard
Mucho que comentar de STAR TREK y sus últimas temporadas finalizadas.
* DISCOVERY - Temporada 1
* DISCOVERY - Temporada 2 (texto íntegro al final del post)
* Spock y el autismo
* PICARD - Temporada 1
La temporada 2 de «Star Trek: Discovery» prometía mucho. Inició su emisión sabiendo que tendría que salir adelante con algunas malas críticas de la temporada anterior... ¡y con cientos de buenas críticas para «The Orville»! Para muchos trekkies, «The Orville» se convirtió en la auténtica heredera de Star Trek del año. Esta serie de Seth McFarlane, sin dejar a un lado su sátira, replicó con gran habilidad el tono y el espíritu que amábamos del Star Trek de los años noventa.
Durante el primer par de episodios de Discovery 2, hay una buena onda estupenda en el puente, así como algunos chistes de extraterrestres haciendo humor costumbrista. ¿Intentaban imitar al imitador? Más les hubiera valido.
Creo que la inserción de Spock en la trama fue un gran error. Spock es uno de los pilares centrales de la franquicia Star Trek. Si construyes una ampliación de un edificio y te apoyas demasiado en el pilar central, puedes tirar abajo todo el complejo. El mero hecho de que «Discovery» se sitúe una década antes de la serie original ya crea problemas de continuidad. «Discovery» es un parásito que se nutre de las bondades del Star Trek original y no aporta nada que lo mejore en retroactivo, como sí lo hizo hasta cierto punto «Star Trek: Enterprise». ¡Y muchos consideran «Enterprise» la peor Star Trek!
Lo único que me interesa de este Spock es el morbo de la nostalgia. El sentir: «¡Mira, es Spock, ha vuelto! ¡En forma de disléxico!» Por lo demás, su trama me sobra. Es el tipo de trama que en los 90 hubieran resuelto en dos semanas máximo. Lo justo para mantener tu atención, no agotar y dejar con ganas de más.
Con la primera temporada pude revisionar enteros algunos capítulos, pero con la segunda ni siquiera pude volver a ver los que sí me gustaban. Los miré saltando escenas para no abrir viejas heridas.
Empezamos la segunda temporada con un recuerdo de Michael y Spock. Aún son niños, y al conocer a su hermanastro, ella le ofrece la mano. Éste le cierra la puerta en las narices.
Desde una perspectiva terrícola, Spock pudo parecer un caprichoso que se negaba a saludar. ¡Pero cuidado, diplomáticos! Porque los vulcanos sólo se suelen tocar con las manos para ejecutar los prolegómenos del Pon-Farr. Desde un punto de vista vulcano, es como si Michael le hubiera intentado dar un lametón en toda la cara. Que Spock le cierre la puerta... es lógico.
La gran adición de la temporada 2 es el capitán Christopher Pike, muy querido por los trekkies. Todo lo que aporta a «Discovery» es bueno; levanta mucho el nivel. Pero no voy a hablar de él ni de Number One porque son personajes de otra serie.
Con el capitán Pike, que comandará la Discovery mientras arreglan la Enterprise, viene un tipo que te crees que va a ser Spock, pero no. Es un ególatra que a nadie le cae bien. Cuando muere en la misión de rescate, nadie le vuelve a mencionar. Está ahí para que durante un segundo pienses:
«¿Será Spock? ¿Será Spock?»
Esto es algo muy arriesgado con lo que jugar que los guionistas se tiran media temporada haciendo:
«¿Será Spock? ¿Este será Spock? ¿Cuándo veremos a Spock?»
¡Hasta la mitad no sale!
Después de todo lo que pasó en la temporada 1, parece que Stamets lo lleva bien. Pero no es más que una fachada. Por dentro está desequilibradísimo. En vez de trabajar, se pone a ver vídeos de su marido muerto. Cuando Tilly le dice algo, él se pone a desvariar acerca de la prima donna de la ópera kesseliana. Y tras un buen rato comparando su propia carrera a la de una cantante que se tiene que suicidar después de la única función en su vida, Tilly intenta aportar algo a la conversación y Stamets le dice que no hable tanto. Está fatal.
La ingeniera Jett Reno me parece un personaje refrescante entre tanto enfermo sin diagnosticar, pero al final los guionistas no saben qué hacer con ella. Una pena.
En el capítulo 2, llaman desde una iglesia en las quimbambas del cuadrante Beta. Se supone que ya no les convenía usar el Salto de Esporas, pero esta gente no sabe cuándo abandonar ciertos vicios. Incluyen en el equipo de salida a Owosekun, que en el puente parece una compañera muy agradable, pero apenas destaca en la misión. A lo mejor, reduciendo el papel de Michael, Pike hubiera podido compartir trama con Owosekun. Star Trek siempre ha sido una serie coral; nunca ha tenido un solo protagonista, salvo en los largometrajes. ¡Michael, aprende a delegar!
La Primera Directriz impide que informen a los habitantes de este planeta de la verdad de lo que sucedió dos siglos antes. Un hombre intuye lo que pasa, pero Pike le miente y le hace quedar como un lunático delante de todo el pueblo. Yo no creo que la Primera Directriz se debiera aplicar a este grupo de terrícolas, así que sentí que más bien Pike estaba haciéndoles luz de gas. Fue violento.
Moraleja: hay que cumplir las órdenes, excepto si eres Tilly.
Tilly tiene para ella sola una trama río que abarca del episodio 1 al 5.
En el primero, recoge un trozo de meteorito y lo deja en el hangar. Me recordó a cuando mi perra agarraba una piedra, se la traía a casa en la boca y pronto aprendía que la vida también puede ser microscópica. Si vuelvo a tener otra perra, la llamaré Tilly.
Al final, suelta la piedra para hacer la Maniobra de la Rosquilla. Es un plano fantástico de la nave creando una trayectoria de campo gravitatorio para alejar unos restos en órbita. Gracias a unos efectos visuales excelentes, puedes ver en toda su gloria... ¡el poder de las matemáticas!
Sin embargo, una vez más nos cuelan una referencia a Elon Musk, puesto que Tilly fue al instituto Musk Junior High. Parece que seguimos en el Universo Espejo.
Una chica empieza a hablar con Tilly y dan a entender que sólo ella la puede ver, pero no parece amenazante.
Hasta que llega el episodio 3, dirigido por Olatunde Osunsanmi.
La tragedia de «Discovery» fue el baile de productores ejecutivos. Unos showrunners querían una serie, y otros, otra. Las visiones no se complementaron y quedó una cosa sin coherencia de temas ni de tono. Puede que esta opinión ya suene a cliché, pero a partir del capítulo 3, «Discovery» es basura.
Bajo la dirección de Osunsanmi, la cámara no para un segundo, se desenfoca, deslumbra, desorienta, las luces parpadean porque sí. Es un mareo, no se puede ver. Se hace una experiencia prohibitiva para cualquier persona con epilepsia o con cualquier tipo de sensibilidad a la luz.
Star Trek siempre ha sido la franquicia que apostaba por un futuro sin discriminación. Como dice la filosofía vulcana: «Diversidad Infinita en Combinaciones Infinitas». Quien quiera llevar adelante Star Trek, tendrá que comprender esto. Y a esta altura, los responsables de «Discovery» están demostrando que no sólo no lo comprenden, sino que directamente atentan contra su mismo núcleo. El estilo de Osunsanmi (y de los que le dejan usar 14 grúas) está discriminándome a mí y a miles de personas con más limitaciones. Y cuando Star Trek llega a discriminar a su audiencia en base a sus capacidades sensoriales, puedo asegurar que ya no es Star Trek.
Yo pude ver todos esos cortometrajes extra llamados «Short Treks». ¡Todos! Excepto el dirigido por Osunsanmi. Ese ni siquiera lo he podido terminar. Me provoca mareos. Me da dolor de cabeza. Sé que hoy en día, la televisión es mucho más cinematográfica; pero este estilo no es cine, es una trampa mortal. Si me lo pudiese tomar más a broma, diría como aquel profesor de técnico audiovisual que conocí:
«¡Míralo, es un innovador!»
Pero no sé hasta qué punto quiero bromear sobre esto. A mí siempre me han gustado la tramas de klingons, y la del episodio 3 no pude disfrutarla porque, sencillamente, los artificios no me dejaban mirar la pantalla.
Para colmo, luego decapitan a un bebé. Me da igual que sea un clon para despistar. ¡En Star Trek no se sacan cabezas mutiladas de bebés! ¿Qué dirían los klingon metaleros?
En fin... El capítulo 4 está mejor dirigido, pero igualmente sigue con este rollo «darks» gratuito y pueril.
Al inicio, nos dan un cameo de Number One. Así te confías y bajas la guardia ante el desfile de horrores que viene después.
Para empezar ligerito: Stamets le taladra la cabeza a Tilly en plan «Spectre». Lo sangrante es que justo antes, le dice:
«¿Cuál es tu canción favorita? ¡Cántamela!»
¡Esa es la peor forma de arruinarle a uno su canción favorita! Cada vez que suene, Tilly sufrirá jaquecas y no sabrá por qué!
Cómo se nota que Stamets era micólogo y no doctor.
En otro orden de cosas, una esfera cósmica provoca una reacción en el Sr. Saru, y durante media hora se cree que se va a morir y trae a todos preocupados. Hay una escena que, por más que la acortaron, dura demasiado. Es la escena de su «lecho de muerte»; por llamarlo de alguna manera. Cuando yo la vi por primera vez, sabía que no iba a morir. No sé cómo lo sabía, sólo sé que lo sabía. Llámenlo intuición. Total, Saru seguía con su despedida melodramática, y seguía y seguía y seguía... Hubo un punto en que me tuve que reír para no enfadarme.
Pero lo peor es que, al final, un monstruo simbionte a lo Venom se come a Tilly, y Stamets despega una boca monstruosa y vemos cosas orgánicas que suenan a intestinos digiriendo, y Stamets se pone a gritar, y nos apuntan con linternas... Es espantoso. Me dejaron con mal cuerpo unos días.
Para que se hagan una idea, esto es como si Gô Nagai nos prometiera una nueva serie de «Mazinger Z» y nos diera «Devilman Crybaby».
El capítulo 5 me gustó más.
La premisa de dar un salto a medias a la red micelial es extraña, pero como idea me pareció muy estimulante.
Rescatan a Tilly, rescatan a Culbert, aceptan a los micelios como animal de compañía; pero Michael está cada vez más de un mesiánico que no se le puede aguantar.
También me gustó el 6. Sale mi compatriota Javier Botet haciendo de cosa que da mucho miedo, y profundizan en la historia del Sr. Saru.
Aquí pensé que lo del 4 y el 5 había sido solamente una mala racha, y que de aquí al final la temporada sería buena otra vez... Digamos que... meh...
Porque en el 7 ya llega Spock, para arrascar audiencia. Dedicaré un vídeo aparte a su supuesta dislexia y sus implicaciones dentro y fuera del universo Trek.
El episodio 8 es quizá el más memorable de la temporada, ya que todos los trekkies conocemos la aventura del capitán Pike en Talos IV.
Las escenas de Pike están muy bien. Espero que las reciclen en la nueva serie de «Strange New Worlds», ¡así no tendremos que volver a ver «Discovery» nunca más!
Aunque no lo parezca, puede que el 9 sea el episodio más autoconclusivo de todos. Esto es porque hay un personaje que se supone que deberíamos conocer desde el inicio de la temporada, pero eligieron contarnos toda su vida deprisa y corriendo justo el día que muere. Por tanto, no sólo nos concentran dos años de antecedentes de personaje en unos minutos, sino que haciéndolo no hacen más que recalcar su calidad de personaje episódico; y un personaje episódico jamás debe ser el centro de una trama. Lo usual en estos casos es elevar al personaje a un rango de secundario, y para ello debían presentárnoslo a lo largo de la temporada. Pero en fin, estaban ocupados con «Tilly cazafantasmas», «Dónde se esconde Spock San Diego», y «Juego de Qo'nos».
Lo único que me gusta del 10 es que la actriz que se ponía la máscara de la que muere ahora puede hacer de otro tripulante con rostro humano. Porque en el 11, ni sé lo que pasa ni me importa.
Al llegar a la antepenúltima entrega, me permití tomármelo menos en serio, y desarrollé una teoría de por qué el Dr. Culbert se siente tan raro. La teoría es esta.
Cuando el Dr. Culbert se casó con Stamets, juró que estaría con él hasta que la muerte los separase; lo que significa que al matarlo Voq, el matrimonio finalizó. Aunque Culbert siga amando a Stamets una vez resucitado, una parte de su subsconsciente sabe que está otra vez soltero, y que podría andar refocilándose con cualquier Remera Roja joven y apuesto. Los Remeras Rojas van mucho por enfermería, y parte de su subconsciente les dice a su vez que cada día podría ser el último... Por eso Culbert no termina de querer volver con Stamets, porque sabe que Stamets igualmente lo va a esperar.
Ah, y porque Stamets está fatal. Esta temporada no vale la pena acercarse a él.
Los capítulos de cierre (13 y 14) se los dieron otra vez a Osunsanmi.
La trama no me interesó.
La forma de contarla me interesó menos aún.
Y la forma de salvar la serie reubicándola en el futuro me parece tan peligrosa para la continuidad como cuando estaban en el pasado. Porque antes, «Discovery» sufría por contradicciones con la Serie Original. Sin embargo, si ahora dicta el futuro, todo el resto de series quedarán supeditadas a tener que escribirse desde el final. Esta serie ha pasado de ser el parásito que quedaba en evidencia por no poder alcanzar el nivel de los demás a ser el buque insignia que se alzó por encima de todos a base de obstaculizar sus potenciales avances.
Me pregunto si los problemas de la serie de Picard también se deben a este respeto forzado a la trayectoria de esta bolsa de basura que surca la galaxia.
PUNTUACIÓN: 2 orejas puntiagudas (de 5).
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